El proyecto Reconoce certifica las habilidades blandas adquiridas durante los programas de voluntariado para mejorar la empleabilidad de la juventud en un contexto laboral cambiante y tecnológico
La sociedad del siglo XXI se desarrolla inexorablemente hacia un mundo ultra digitalizado y robotizado, con máquinas -como ya sucedió en la Revolución Industrial- sustituyendo a los seres humanos en sus antiguos puestos de trabajo. La historia se repite ahora con la 4º Revolución Industrial y el temor se apodera de casi la mitad de la población, la cual considera que en apenas cinco años serán sustituidos por robots. Sin embargo, los expertos tienen claro qué se puede hacer para hacer frente a este temor: apostar por las soft skills.
En este contexto el proyecto Reconoce tiene como objetivo acreditar las soft skills -o habilidades blandas- de las personas que realizan programas de voluntariado para mejorar su empleabilidad en un mercado laboral cada vez más complejo. Así, las personas que han sido -o son- voluntarias pueden garantizar qué habilidades poseen en un proceso de selección, gracias a este sistema de reconocimiento por parte de las organizaciones en las que han realizado sus voluntariados.
Así, el desarrollo de soft skills crea una verdadera diferencia en un entorno laboral cada vez más digitalizado y cambiante, marcado por profundas transformaciones que se suceden cada vez más rápido. Tanto es así que 6 de cada 10 empresas consideran las habilidades personales más importantes que las habilidades técnicas en el proceso de contratación, según el informe What Workers Want 2020 publicado por la consultora internacional Hays. De esta forma, habilidades como la adaptabilidad, la negociación o la proactividad son ya muy demandadas por los departamentos de recursos humanos.
Y si esta tendencia ya existía hace años, la pandemia ha acelerado la necesidad empresarial por encontrar personas que logren trabajar en ambientes volubles y diariamente marcados por el teletrabajo. Por ello, los procesos de selección cada vez están más orientados a reconocer profesionales que cuenten con habilidades sociales como la comunicación o la autogestión, considerando que las capacidades técnicas se pueden adquirir con el tiempo. Mientras que las habilidades blandas, se logran de otra manera. Como por ejemplo, a través de programas de voluntariado.
Mientras que el liderazgo y la fidelidad en las empresas se han convertido en dos de los mayores retos de los profesionales de Recursos Humanos, el proyecto Reconoce facilita la solución a estos problemas. El sistema mejora la eficacia de las empresas en tanto se reducen los tiempos en la visibilización de esas competencias de las personas candidatas, así como es más sencillo por parte de la persona demandante de trabajo si sus valores y la visión de la empresa encajan en las mismas expectativas. De esta manera, se reducen costes por parte de las compañías en los procesos de selección al obtener, de forma previa, las habilidades blandas de las personas candidatas.
En un futuro cercano, además, la exclusión laboral se asociará a perfiles con ausencia de soft skills -o competencias transversales- como la capacidad de aprendizaje, la resiliencia o el espíritu colaborativo. según indica la Fundación Adecco en su informe ‘Guía 20 competencias contra la exclusión en el nuevo mercado laboral’.
Pero en verdad, el futuro ya está aquí. La robotización y la digitalización están dando pasos de gigantes y, ante ellos, los trabajadores del mañana, los jóvenes del presente, han de ser capaces de gestionar la velocidad del cambio con las habilidades sociales, emocionales, cognitivas y digitales necesarias para hacer frente a los retos del futuro. Por tanto, la clave residirá en ser más humanos que nunca, esto es, poniendo en valor las habilidades blandas que nunca podrán tener los robots.